martes, abril 24, 2007

3 de 3 (4 años en bloguilandia)


La curiosidad mató al gato... y su fantasma se quedó 4 años. El tiempo virtual transcurre de otra manera, para percatarse de que los años pasan es necesario releer lo que en la red escribimos.

Blogs van, blogs vienen. Asoman los escritores que quieren exhibir sus dones, los crónistas de lo cotidiano, los exiliados que quieren conservar sus nostalgias, los personajes imaginarios, los pasquines, los críticos, los mesías y hasta el noticiero de la tarde y la nota roja. Después de cuatro años en bloguilandia, de temporadas obsesivas y de ciclos de abandono, me quedo con el aljibe. A estas alturas cualquier pronóstico es un ocio. El aljibe y sus aljibeños son parte de mi vida virtual.

¿Que qué he ganado? Nada y mucho. Gracias al blog descubrí ese lenguaje que se antojaba imposible, el HTML. La prímera vez que vi un código fuente me dio susto. Hoy conozco su abecedario. He leído los asombros de unos, las ocurrencias de otros, y dos que tres estupideces. Leo a los de casa desde hace casi 4 años: algunos son rostros conocidos y otros imaginados. Hemos compartido la creencia en San Plátano, dimos vida y nombre a mi fiel mayordomo, Roderico. Y anduve por ahí realizando experimentos en mis laboratorios virtuales: Umbrías y Criptas.

¿Que qué he perdido? Nada y mucho. He perdido el tiempo, pero a eso me dedico. Perdimos los comentarios: el aljibe ahora es tuerto y manco y tullido. Pero... abajo todos flotan.
Y tan-tán, y salud, y gracias a los que van y vienen.

pd: se aceptan regalitos, ja.

lunes, abril 23, 2007

2 de 3



Y uno supone que el anonimato es una vitrina, o el exhibidor permisivo con ventanas limpísimas. Mas es sólo una rendija. Nos asomamos por ella y creemos que hemos visto todo. Y nos alejamos, orgullosos, con mil y un historias por contar. Ignoramos que lo visto es como aquellos recuerdos de infancia que resumen horas o días en un par de instantáneas. Lo más grato, lo más terrible, lo más intenso, lo más triste; y nuestro album guarda blancos y negros ignorante de la gama infinita de grises. Y no hay remedio puesto que nadie quiere ser juzgado, nadie desea quitarse la careta; porque tal vez seamos seres horribles, sucios y despiadados o, en el peor de los casos, frágiles como un recién nacido.

viernes, abril 20, 2007

1 de 3



Me encontré esta imagen en una carpeta perdida de la compu. Al principio me desconcertó pues pertenece a un timbre que tengo por ahí. Ya luego recordé para qué diablos había escaneado la imagen: pertenece a un antiguo laboratorio virtual, de esos que montamos bajo el anonimato protector, pues por muy cínicos y exhibicionistas que seamos no hay nada como el anonimato.

Traté de acceder al antiguo laboratorio, pero los cambios en Blogger hicieron lo suyo. Olvidé correos y contraseñas. Y sacrifiqué el anonimato por mera nostalgia, porque en algún momento pensé mudarme a aquel lugar y abandonar el aljibe a su suerte.

Después de casi 4 años en bloguilandia esta lucha desesperada por recuperar un blog abandonado me hace pensar si este espacio es más que un juego, que una incursión en el HTML o que una vitrina para exhibir nuestro ego.

E imagino que este blog y el otro son la raposa y el cuervo, a los que tanto amé en la infancia por la imposibilidad que representaban: dos animales que hablan. Y preguntarán ¿quién o qué representa el queso? Supongo que es todo aquello que quise decir, que aún quiero decir y que sostiene la historia aunque al final es devorado... (continuará).

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martes, abril 17, 2007

Entremeses

Chagall

Yo: ¿Llevamos rosas rojas?
Roderico: No, no me gustan las rosas rojas.

Yo: Entonces las amarillas ¿o qué tal los crisantemos blancos?

Roderico: No me gustan las rosas amarillas. No me gustan los crisantemos blancos.

Yo: Bueno, bueno, entonces llevamos una docena de gladiolas, elige el color.

Roderico: ¡Nada! No me gustan las flores en floreros. Son perversas. Pudren el agua y huele a panteón. Y ¡ay! me da nostalgia de mi casa.

Yo: ¡¡!! No armes zafarrancho, nos llevamos las gladiolas: tú cargas el ramo con cui-da-di-to, ya luego te consuelo...

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jueves, abril 12, 2007

Ni papá, ni el Papa sino la papa


En cualquier menú o platica snob sobre gastronomía el término à la Parmentier significa "tiene papas". Así una crema Parmentier es una vil crema de papa y decir puré de papa Parmentier es un suculento y harinoso pleonasmo. El término es un homenaje a Antoine Parmentier quien saboreó la papa, por primera vez, bajo tristes circunstancias: en la cárcel. Y sí, en el siglo XVIII francés la papa era comida de presos y de animales: cosa fea y mala que enfermaba a quienes la comían; provocaba desde un simple dolor de panza hasta la devoradora lepra.

Y nada. Parmentier dedico su vida, ya libre, a estudiar el cultivo de la "manzana de la tierra" (pomme de terre) y a crear cientos de recetas con su dócil sabor. Y bien por él pues tras la toma de la Bastilla la papa salvaró de la hambruna a la ciudad de París. Bueno, más tarde provocaría la hambruna en una isla y la migración de los isleños a América y etcéteras... pero esa es otra historia que no me sirve para invitarlos a la última convocatoria minificcionera, allá, en el cielo azul.
tan-tan.

lunes, abril 09, 2007

Renovarse o morir

1. Cómo me gustan los refranes, las frases trilladas y la metáforas muertas. Tan espejos, tan chicle masticado. Cada vez que entro a este pozo quiero arrojarle una piedra, para oir si tiene fondo, o si está seco o pleno; o si acaso, mentada de madre de por medio, Roderico chapotea allá abajo mientras devora ranas inmensas.

2. Y no lo hago. Cambiar la plantilla arruinó la obra, creo. Hay saudades de tramoya.

3. O será que a los muertos no se les renueva: se les crema, se les entierra, se les momifica, se les teme pero nada, no se les renueva.

4. Ya pasados los días santos, en los pininos de abril, me di cuenta que El Aljibe cumplirá cuatro años el próximo 24. He imaginado que todo ha sido un engaño, que nunca estuvimos en un pozo ni nunca escuchamos el canto de los ahogados. Estuvimos encerrados en una lata inmensa decorada con una colorida etiqueta. No sé si es de sopa de pollo, de tallarines o de champiñón. Lo que sí sé, por experiencia culinaria, es que debe tener fecha de caducidad. O busco un abrelatas o la tiramos (o lo que es mejor, descalabro al Roderico con ella).

5. Zzzz.