El teléfono está poseído, no ha dejado de sonar desde la mañana; entra llamada tras llamada, de lo más variopintas: amigos, clientes, desconocidos, sombras del pasado (esos que hace años no asoman, y zum, hoy se decidieron). Y eso que el tarot-master dice que Mercurio anda rejego (por eso yo no avanzo, ajá), pero ha de estar despertando y eligió mi número telefónico para reanudar su travesía.
Hoy es el último día de vacaciones escolares; la desmadrugada del lunes estará de terror. Aunque los freelance (comme moi) no tenemos horarios ni vacaciones fijas (puaj, ni aguinaldos), los monstruitos (hijos) le contagian a uno esa dejadez de la Pascua con la que he alucinado cada hora dedicada a este monitor. Ni hablar, mi bioritmo está entrelazado con los hijos (¿como embarazo perpetuo?).
viernes, abril 16, 2004
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