Muy bien presentados estos pâtés (en francés suena más In), cubiertos con gelatina y su toque de bayas y hierbitas desconocidas (así, moldeados, se llaman terrines). Se me antojaba traer un hígado encebollado, mas si se enfría demerita a la vista; o aceite de hígado de bacalao, pero todo envoltorio plástico merma la sorpresa, sólo viene en botellitas o cápsulas, no, no, de muy mal gusto. Y los patés de marca comercial, imposible, ningún méndigo patrocinador quiso apoyar este post.
Y había por ahí unos hígados frescos y saludables, exhibiendo su vesícula. Muy Out. Ni qué decir de los cirróticos, quedan como coladeras. Me quedo con estos, que además incluyen galletitas saladas.
Sí, a mis futuros comensales les va a encantar. Ya tengo varios en la lista: móndrigos personajes que me hacen emberrinchar a los cuales por estúpida decencia, y no menos estúpido profesionalismo, no los he mandado allá, donde el diablo da tres vueltas.
No hay problema, no les guardo rencor, si hasta los voy a invitar a comerse mi hígado en terrine, y con galletitas saladas (si se portan las hago en forma de caracolitos). Bon appétit...
miércoles, agosto 06, 2003
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