Seguiré enchilada, o como dice una amiga que vive en Tijuana, pero es de Matamoros haciendo chile; tuve que pedirle dinero a mi santo padre; odio pedir dinero, a quien sea ¿soberbia, vergüenza? Me han dicho: agradece que le puedes pedir. Ok. Digo ¡oh, estoy agradecida! pero la sensación de incomodidad se queda ahí (cuestiones del deber ser, creo).
Por suerte mi amigo Ricardo, el músico, me llamó para un desayuno express. Un placer oirle, es un ser luminoso. Le dieron una beca, muy merecida (a ratos la justicia existe). Me voy a echar chispas por ahí.
viernes, agosto 29, 2003
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