El jueves estuvo sabrocito y tan festivo fue que a la medianoche cuetes y bengalas ornaron la colina; por aquí aún reciben el día de la Virgen de Guadalupe. Los tronidos ya no duran aquellas horas de insomnio asegurado; en teoría los cuetes están prohibidos. Hoy el día está seco y caluroso, sobre la ciudad flota una nube impía (partículas suspendidas y cuanta porquería imaginable), las detonaciones excesivas hubiesen empeorado el ambiente (ja, ya está desastroso).
Enfin, hoy tengo mi primera posada (obra de teatro incluida); pondré mi happy-face e intentaré cruzar palabras con los entes que asisten a la escuela de mi hijo (que necesita unos cascabeles).
viernes, diciembre 12, 2003
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