Aprovechando la ausencia de niños, he liquidado varios pendientes pues parece que la carga de trabajo aumentará el lunes y no pretendo llegar al viernes toda electrificada. La pasada, fue una semana gris; con varias noticias poco gratas. Algunas, en cuestiones de salud, fueron menos funestas de lo que mi paranoia imaginaba: en verdad creí que el cáncer pululaba por aquí. Y, enfin, el partner está casi saludable. Pinche susto. Pero el ojete cáncer arremetió en otros lugares (y en ese caso no creo que se detenga). Me queda estar con la ventana abierta para cierta amiga.
Otros rostros andan grises, por diversas razones. A veces creo que vivimos en un espejismo, en un constante “eso pasaba antes”; y bien, seguimos rodando, accidentadamente, en una maquinaria anquilosada deseando transformaciones. Hasta que nos damos contra el muro. Entonces queda dar, hacer, ejercer por un mínimo de justicia.
domingo, febrero 22, 2004
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