Los post son ocios, y los hay doblemente ociosos. Éste es un doble-ocio, quiero tener un 29 de febrero flotando por aquí. El número 29 no tenía ni oficio ni beneficio hasta que parí un 29 de septiembre (uf, pude haber aguantado al 30, pero no, 29; qué combinación).
Y dejando a un lado mis principios, hoy me voy a la feria del libro. No voy a las dichosas ferias desde aquella vez que casi me agarro a golpes, con las de perder, con un tipo in-men-so y ra-bio-so. Sé cómo perder la compostura y pasar vergüenzas por ahí.
Hoy es 29, todo está permitido; me voy con todo e hijos por una sencilla razón: la presentación del libro de alguien que tiene un nicho importante en esta colina.
Lástima, mi monedero anda apolillado; salvo que encuentre un libro que quiere la hija bastará con ver, y sólo eso. (Y prometo no armar zafarranchos ).
domingo, febrero 29, 2004
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