Como un hombrecito de jengibre, podría jurar que andan por ahí, escalando las cajas de cereal; pero no, la imaginación es producto de la desvelada.
Antes de la reunión chez alberto me tomé una jarra de café con Luis; un ser luminoso, bueno como pan y con una fortaleza que a ratos se niega a ver; me enseñó una fotos de Santillana del Mar, extraño color de las piedra; en el inter Miguel Ángel (jijo poète) entró a saludarme --ese café es un vil aparador--; doble gusto. Ese par de amigos tienen color de cometa, se van, ruedan, hacen y deshacen y siempre regresan. A ambos los admiro de una u otra manera. Verlos a ambos fue curioso. Amo esas coincidencias.
En las aglomeraciones de gente se ve de todo un poco, la reunión fue una miscelánea: texturas en la ropa, colores en el pelo, tesituras distorsionadas, y ese zumbido que sube y baja ocultando conversaciones; el olor, tabaco. Conocí unos rostros que viven en bloguilandia, muy dulces. Y siempre los diálogos con rax son el eje.
Creo que he visto suficientes rostros, es hora de descansar y dejar lo sociable por un tiempo (aunque para algunos lo sociable nunca se me quita).
sábado, septiembre 20, 2003
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