Los sin-nombre
Dicen las abuelas que existen ciertos monstruos, de esencia insignificante, que dedican sus días a blasfemar, mentar palabras altisonantes y perturbar con su encono a las víctimas. Siempre atacan desde una ventana; no tienen nombre ni rostro; no imaginan, no sueñan. Quienes los han visto (son pocos) cuentan que dejan tras de sí una estela gris (como de humo) la cual se desvanece con un soplido indiferente; de ellos se desprende un tufillo de envidia. Así dicen las abuelas.
***
Noche de tormenta eléctrica, de esas que se incrustan en los sueños. Me voy a la calle, todo es humedad. No termino la revista, ni lo otro; me llegó otro trabajo curioso así que tendré rechazar un tercero. Voy a ver a rax
pa colorear el día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario