Domingo fugitivo; así son los días de asueto; y aún más densos después del Pozole, unos tequilitas y nuestra fiesta sui generis por El Grito. Tengo sueño, ya me harté de lavar platos (aunque mi hermana-nirvana lavó algunos, es su extraño vicio), y medito sobre las lecturas sorpresivas de esta tarde (tengo un masaje pendiente, cool). No sé si quiero quedarme en el domingo furtivo o recordar que mañana es media semana.
Me pagaron la edición de un libro. Un suspiro. Y un par de amigos fueron ángel guardián (un privilegio).
Esta semana seguiré viendo rostros. Luego me guardo, los golems tocan a la puerta. ¡Viva, México!
martes, septiembre 16, 2003
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