viernes, marzo 19, 2004


...grrr, llevo tres horas despierta y ya tengo el hígado encebollado; entre mi tío el homeless que insiste en llegar sin previo aviso y la estúpida compañía de larga distancia que insiste en que ya estoy dada de baja. Pero los muy inútiles me mandan recibo cada mes mismo que debo de pagar pues es la hora que no me quitan de la lista de clientes morosos (por 78 pesos mensuales). Una pequeña venganza por cambiar de compañía: no estoy pero estoy. O un: a huevo te quedas con nosotros:
--pues que no entiende que ya está dada de baja, ya no pertenece a AVANTEL.
--caray, entonces a quién chingados le he pagado mis 78 pesitos durante 6 meses.

--señorita, pida a su compañía que la retiren de la lista de clientes morosos.
--¿a cuál compañía? no ve que los de AVANTEL dicen que no estoy en su lista.
Efectivamente, una de mis líneas no tiene larga distancia, es huérfana, no es de nadie (aunque sí hay alguien que cobra). Y nada, el primer procedimiento del cambio está hecho, y habrá que esperar que lo acepten:
--y si no funciona ¿qué hago?
--pues tendrá que ir a la PROFECO
--what?????
Y entonces imagino qué sabroso ha de ser tener una lista de clientes morosos sin servicio y sin registro cobrándoles 78 pesos cada mes (multiplico por 10 clientes, 100 clientes, 1000 clientes). Qué bonita alcancia. Pero no, sólo estoy ofuscada y esos de AVANTEL no pueden ser tan guarros y tranzas. Pensemos mejor que su sistema y/o base de datos es una porquería y su servicio a clientes adiestra pelafustanes.
Tanto lío por una cuenta (la mía) que nunca pasa de un consumo de 300 pesos (un par de saludos a Querétaro y una eventual llamada a Francia). Y luego por qué termina uno amando a TELMEX...

pd: para diluir la bilis provocada por las compañías telefónicas made in México, Mergruen Inc recomienda una probadita del humor de Luisfey, allá donde tiene su cuaderno.

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