domingo, junio 29, 2008

donas



Y puede ser que toda creatividad se esconde en el carbohidrato, ahí, en el vacío enigmático de una dona. Aguarda en el azúcar amable, espera en la suave consistencia de la miga bien hecha. Porque la creatividad es un pedacito de Dios, un pedacito redondo, esponjado y sabroso.

Y seguro vengo al Aljibe gracias a esta dona, a esta pinche dona pecaminosa que tanto extrañaba. Y tal vez haga el esfuerzo de darle al botoncito de Publicar Entrada, aunque aquí nadie entra, y si entra se ahoga y se pudre y verdea como todos los ahogados que me esperan día tras día.

O a lo mejor no tengo nada que hacer, o tengo tantas cosas por hacer que huyo, y me como mi dona, a mordisquitos, para que no se acabe nunca, para que dure toda la noche y todas las noches.

Pero todo se acaba: las letras, los sustantivos, las ganas de contar y la donita azucarada. Y sólo queda el recuerdo en la lengua y el monólogo que ya no flota en este pozo imaginario. Y Roderico ya no habla, ya no se mece en las donas. Está, ahí, hecho ovillo, calladito.