lunes, agosto 27, 2007

De escupitajos y otros escurridizos desatinos

Venía para acá, muy modosa, a explicar por qué no escribo y cómo cada vez que inicio un post me da por despotricar. Y para acá venía, muy arrepentida, muy honesta, como puta en confesionario; y me detuve a buscar una imagen chula para este mi post. Y me dije: hey, una escupidera, de esas antigüitas, a ver si me encuentro una de porcelana o de latón... porque éste, otrora aljibe, se ha convertido en una gran escupidera.

Y nada. Por andar en pos del escupitajo perdido cual de un salivoso grial se tratara me encontré al Rey Chileno: dormidito, adusto y podrido. Y que lo veo, y que me ve, y que doy un brinco y que el pinche Roderico se muere de risa, sí, se muere más de lo que está, carcajeándose, cada vez más muerto.

Ya más tranquila me lo traje al aljibe, o a la escupidera, a como quieran llamarle a este lugar: ¡Ven, quédate conmigo, aquí te leeremos versos, aquí comerás estrellas! Y buena onda el Rey Chileno, me dijo: ¡Le caigo! ¡Le llego!

Y enfin, venía para acá, muy modosa, pero ya no voy a explicar nada. Y ahí les dejo al Rey. Qué más da que esté muerto, total, esta menos fenecido que el mismísimo Roderico. Tomen su espejo.

Pinochet te saluda:
Como te ves me vi, como me ves te verás

martes, agosto 21, 2007

"The day after"


Y sí, ese es el título de una de tantas películas apocalípticas en la cuál la trama no se regodea en los fuegos pirotécnicos de la destrucción masiva sino en ese "después". Somos adictos al antes y al después porque el hoy, el ahorita el "aquí estoy" es menos que una bocanada de humo. Somos seres pequeños que sueñan con asir el pasado y augurar el futuro siempre temerosos de nuestra frugalidad.
Y como yo no soy la excepción y no poseo la neta sobre el más allá, como mi fiel mayordomo, me dedico a hacerme pendeja y a posponer todos los regresos, todas las transformaciones... como si mi botón invisible de "pausa" lograse detener el tiempo porque dicen los que saben que "siempre vendrán tiempos mejores".
Y no es cierto. El tiempo se escurre.
Enfin, vamos a suponer que todavía tengo algo que decir, que después de 40 años todavía queda algo que contar. Mientras tanto tomen su pedazo de pastel y quemen sus retinas con las velitas: estas son las mañanitas...