viernes, julio 29, 2005

Drama insulso, en un acto, de cuando el estrés me gana ante cierto trabajo que acepté

YO: Ya me perdí entre tanto libro, y apunte y páginas marcadas; me late que esto sólo es el principio del caos. Y ¿dónde se ha mentado al dios de la claridad? Puros santitos y divinidades cura tripas, echa buches, lapidantes y redentoras, ¡y más nada! ¡No hay divinidad de la claridad!

RODERICO: Toma, Néctar del Dios de la Claridad, bébelo. (Ofreciendo un vasito)

YO: ¡Qué ostiones es eso!

RODERICO: ¡Cloro!

YO: Pero, ¡eres un imbécil! pinche serial killer de pacotilla, si me lo tomo me muero...

RODERICO: Ya estás muerta.

YO: NO, tarado, tú eres el muerto en esta historia: ¡mira, se te ven las costillas!

(Roderico se bebe el cloro y dice ¡salud!)

YO: méndigo mayordomo, ¡ve y chinga a tu madrecita y déjame trabajar!

RODERICO: No tengo mamá.

YO: Pues te la presto...

RODERICO: ¡Va!
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miércoles, julio 27, 2005

cruce de caminos

Fonéticamente, en castellano, la palabra encrucijada posee de ya una carga simbólica; al pronunciarla, en voz alta, podemos notar que sus sonidos se cierran para luego abrirse en las vocales "a". Cosa más suave es el término "cruce de caminos" lo cual no logra diluir la carga simbólica del concepto.
La encrucijada se convierte en el centro del mundo para el que allí se ubica; suele ser lugar de apariciones y revelaciones. En todas las civilizaciones se han levantado, en las encrucijadas, monumentos, capillas o altares. Es el lugar que invita a la reflexión; la parada inevitable del camino y que ofrece un viraje, una transformación. Pero también es el lugar de paso donde uno puede desembarazarse de las cosas negativas. En otro plano también se le considera como el umbral entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Existen ejemplos de rituales curiosos que se han llevado a cabo en dichos cruces a través de la historia de la humanidad: desde la afición de ahorcar gente en ellos hasta enterrar ofrendas de algodón y cereales en su tierra. Pero hoy este asunto de las encrucijadas sólo me interesa por una imagen que encontré, azarosamente, al buscar el homónimo azteca de Ek Chuah, dios maya de los mercaderes a distancia:
Encontré el nombre del dios azteca: Yacatecutli (el señor que guía), dios protector de los pochtecas. Y encontré su imagen, gloriosa, proveniente del Códice Fjérvary-Mayer. Me ha parecido de una belleza y una complejidad tal que dudo escape de mi memoria visual. Que flote en el aljibe el amo y señor de las encrucijadas:



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lunes, julio 25, 2005

Sí, todos reconocemos estas imágenes: pender de un hilo, caminar sobre el filo de la espada, estar al borde del precipicio. Son imágenes trilladas y aún diríamos que son lugares comunes. Podríamos crear una jerga para este asunto del equilibrio: trapecio, equilibrista, péndulo, balanza... y que tal traspié, tropiezo, vértigo. Hablar sobre equilibrio engolosina, ya sea por su fragilidad o su brevedad que lo hacen tan codiciado. Pero lo que olvidamos, o nos es menos atractivo, es la frontera que lo sostiene: ese trazo que resulta eje de un balancín casi siempre imaginario.
Están el filo, el borde y el hilo como fronteras que delimitan desde principios e ideologías hasta corduras y actos por hacer. Fronteras hay de todos colores, texturas y tesituras. Y su ubicación se antoja haber sido designado por algún dios que nadie ha nombrado: basta citar algunas: quién define la frontera entre sanidad y cordura, entre fe y fanatismo, entre erotismo y pornografía, entre bondad y maldad. Y aquí todos lanzaremos teorías o verdades lapidantes impregnadas con nuestros cánones y la percepción que cada uno tiene de su rededor.
En los últimos días se me ha antojado fijar, con alguna cinta adhesiva que he de inventar, todas esas fronteras, tan dispares, tan juguetonas, tan invitadoras al caos. ¡Oh, sí! Regalar a la humanidad toda una perfecta cartografía.
Pero mi deseo de crear Utopía Reloaded ha de esperar. Ando en una frontera más terrena: debo arrojarme al precipicio de la acción, terminar un texto dulcísimo y llenar el monedero para que el señor del gas no vuelva a intentar quitarme el servicio.
Ya habrá tiempo. Creo.
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viernes, julio 22, 2005

1. Algo raquítica quedó la actualización de Osiazul, y más me vale terminar los pendientes porque he conseguido trabajo de "corre, corre, corre". Y no puedo desperdiciar mis escaneos de Maldoror. Pero no hay posibilidad de desperdicio al ir al apartado de Francisco Tario y agenciarse el librito de Equinoccio (si ya leyeron al autor, que si no de paso aprovechan los cuentos). Tampoco habrá desperdicio si consiguen los Cuentos Completos (ed. Lectorum). Lean, lean, a cambio prometo no leer más noticias para no escribir negruras.

2. La lluvia provoca. Provoca sueño, melancolía, alegría, humedad, sensualidad, hambre, y movimientos. Estos últimos van desde los arroyuelos que fluyen junto a las aceras hasta ls convulsiones de las lombrices que emergen para elevar loas al mismísimo ahuizotl. Quiero creer esto del movimiento porque esta cotidianidad posee esa quietud de augurio. Caray, hasta mi estómago está quieto: esa sensación de que algo nos angustia. "Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva..."

3. Hace tiempo en nuestra bonita y zodiacal escuesta aljibeña descubrimos que en este pozo Leo y Piscis son legión (seguidos por un par de signos que fungen como equilibradores de opuestos). Hoy el sol entró a leo, ergo:



¡Leos, alegraos! que pronto todos, en filita india, nos haremos más viejos (ja, pero a mí me toca casi al final). Velas, pasteles y regalos a todos; y no olviden que "el león no es como lo pintan"...

NOTA: el servicio de comentarios sigue caído; dejemos que regrese de su susto él solito
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martes, julio 19, 2005

1. En lo que intento terminar de elaborar varias golosinas para la actualización anual (oh) de Osiazul dejo aquí una probadita de esa extraña retaceria llamada Equinoccio de Francisco Tario:

"Existe aparte de todo, un adminículo minúsculo, seroso, movible, sujeto a convulsiones y espasmos, que llamamos familiar y risueñamente campanilla. Campánula -- sería más eufónico. Más, ¿si fuera el alma?
¡Oh, mundo lleno de enigmas! He aquí, sin ir más allá, esa titubeante campánula, con su aspecto de dedo amputado, de esputo o badajo, de pene en embrión, tierno, casi eréctil, aparentemente inútil, pero que en un remoto y oscuro día pudo ser muy bien el dedo secreto con que el hombre se hurgaba las narices por dentro. ¿O el dedo sin uña, en perfecto y activo funcionamiento, apto y necesario al mismo tiempo para provocar los grandes vómitos de la inteligencia? Vómitos de ocurrentes elucubraciones, que tan útiles le fueron al sabio para crear su Demiurgo. ¡Demiurgo! -- éste es el nombre.
--Siento, doctor, no sé qué en el Demiurgo--"


2. Y he aquí una recomendación en bloguilandia. Estos días últimos también es delicioso leer los blogs de Julio Salinas y de Kika. Probad.
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domingo, julio 17, 2005

otra cruzada ociosa

Un santo triste, es un triste santo , (San Juan Bosco).

Regresé a la iglesia en la que, hace unos meses, había descubierto un santo nuevo como compensación al no encontrar la estampita milagrosa de otro. En aquella ocasión repetí mentalmente su nombre para guardarlo en la memoria. Pero mi dislexia neuronal, o mi atención mononeuronal, borró el santo nombre de mi cabeza.
Ahora, con el nombre escrito a lápiz, traté de encontrar los retazos hagiográficos de San Caralampio. Pensé: ¡Hey, qué bonito santo p'al aljibe!. Y nada. No hay ni un jironcito del santo.
Y volví a pensar: ¡Oh, iglesia, ingrata y desmemoriada!
Sin embargo descubro que allá en Chiapas, en Comitán, existe una iglesia de san Caralampio, y una fiesta y una referencia a que es el santo patrón del lugar. Y me parece exquisito encontrar la efigie de ese santo en una iglesia escondida de esta ciudad. Pero de su vida, nada.
Y tal ausencia no es ningún enigma. Ha resultado que el santo pertenece a la iglesia ortodoxa y esos santos no están incluidos en el santoral católico. No están autorizados, ja.
Y me parece aún más exquisito encontrar la efigie de un santo ortodoxo en una iglesia católica, y que los comitecos tienen "permiso" de adorar a un santo no autorizado. Aquí es inevitable recordar aquello del Sello de Origen vital en las botellas de vino o en los productos de exportación; e imagino a ortodoxos y católicos recomendando a la grey verificar el Sello de Origen antes de consumir cualquier santo.
Mas en cuestiones de fe, o de cruzadas ociosas, no debería existir frontera alguna. Aquí es inevitable recordar al santo patrón del aljibe quien no necesita de sellos ni de validación alguna, tan poderoso es él. Ni hablar, san Plátano es único.

pd: sólo pude descubrir que san Caralampio asiste a aquellos que padecen "minusvalías de locomoción".
pd2: ¡Mi reino por la vida de san Caralampio!
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jueves, julio 14, 2005



RODERICO: Otra vez estás de huevona.
YO: No, estoy limpiando, mira: tengo un trapo, una cubeta y mi limpiador de cítricos.
RODERICO: Ah. Entonces, otra vez estás de huevona ascéptica.
YO: Qué bien jodes. Qué no. Estoy limpiando mientras espero que se me refresquen las ideas.
(pausa)
RODERICO: Ya veo. Mejor toma esto para que encuentres frescura.
YO: ¡Chingón, una sandía! Primero la meto al refri y luego me la como.
RODERICO: Corrección: primero la metes al refri y luego te la estrellas en la cabeza para que la frescura te quite lo huevona.

(Coz. Roderico vuela por los aires. Cae dentro de la cubeta. No se ahoga, ríe. Sus carcajadas borbotean. Tienen aroma a cítricos.)
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domingo, julio 10, 2005

A propósito de Pinocho

La primera imagen que poseo de unos títeres es la de un pueblo: estoy sobre los hombros de mi padre y con esta cíclope ventaja logro ver en el escenario a una familia: madre, padre e hijo. En algún momento entra en escena la muerte. Los títeres lloran. Luego un pequeño ataúd, negro con una cruz blanca, reposa sobre la pared falsa de la casa falsa. El recuerdo más claro es el del movimiento de esos títeres de madera, del como unen sus manecitas en señal de rezo.
Pude haber sido titiritero, como pude ser otras cosas. Cuando uno vive presa de tantas bajas pasiones puede ser cualquier cosa, pero las más de las veces termina siendo un collage caótico.
Los títeres siguen apareciendo, aunque con distintas historias. Ya releí Pinocho, que era un verdadero truhán; pero no tanto como este otro títere que habita en el mundo de los exlibris. Erótico, porno, picante o de mal gusto: a cada quién le toca ponerle el adjetivo que combine con su canon sexual. El tiempo pasa, y los títeres y sus escenarios cambian:



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jueves, julio 07, 2005

Al rato que salga seguro veré los titulares del periódico: serán eufóricos, indignados, vociferantes, espantados. Y tod@s comentarán los nuevos atentados. Será noticia. Y nosotros seremos eco de los medios.
Lo que me parece absurdo es que, desde que empezó el conflicto USA-Irak, casi a diario en las calles de la ciudad "sitiada" estallan coches bombas y suicidas. Uno lee: 5 muertos, 17 muertos, 3 muertos, 20 muertos... pero no es noticia.
No se equivoquen, no digo que los trozos de alguien son más importantes que los de otros. Lo que digo, pienso, siento es que la indiferencia hacia unos desencadena la desgracia de otros.
Y enfin, qué vicio tan humano el de sembrar tristezas por doquier. Malamente, la cosecha posterior casi siempre tiene sabor a ira, a odio y garantiza que el ciclo continúe. Así es, así ha sido, pero qué duro resignarse...
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martes, julio 05, 2005

unas convocatorias

Traigo unas convocatorias pa que jueguen:

Estas dos son del sitio de la editorial Tintanueva que todavía está en construcción, pero el tiempo nos ganó y más vale lanzar esto al aire:

Hay una para cuento y otra para poesía, y aunque el premio no consiste en dinero sí garantiza la publicación de la obra. Id allá.

Otra es la de Osiazul que el próximo 20 de julio celebra su primer aniversario. Esta vez no daremos libro, el presupuesto está a la baja. Pero lo lúdico no depende de esto y creo que el jitomate da para buenas minificciones. A concursar.
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domingo, julio 03, 2005

el camino amarillo ¿o dorado?



Me vibra la palabra "revoltijo" que bien puede ser aplicada a algunos platillos o al desmadre perpetuo que poseo en algunos cajones. Creo que ningún revoltijo puede ser teórico, pero puedo intentarlo.
Hace tiempo imparto una clase sobre Alicia y su país de las maravillas. Este año he decidido incluir a otros niños que comparten el mismo estandarte: son populares gracias a una película. Esto último jamás lo he visto como un atentado, al contrario, no veo ningún cataclismo en la inmortalidad de celuloide. Lo que sí atenta es que el espectador no tenga la opción de a lectura, sobretodo si esta última puede ser un goce.
El par de niños invitados son Dorotea (Dorothy) de El mago de Oz de L. Frank Baum y Pinocho de Las aventuras de Pinocho de Carlo Collodi. Algunos objetarán que Pinocho no es un niño sino un títere de madera, pero nada, no hay mejor símbolo de la inocencia infantil que este personaje de articulaciones con aserrín.
Esta vez mi "revoltijo" no pretende demostrar, solamente mostrar tres caminos al posible lector: o transitas el camino amarillo sin la voz de Garland, o te tiras al pozo con riesgo de ser decapitado o te sueñas de carne y hueso.
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Dejo una cita memorable del hombre de hojalata quien tras pisar a un escarabajo y llorar por ello dice:
"--Vosotros que tenéis corazón --decía-- tenéis algo que os guíe, y no tenéis por qué obrar nunca mal, pero yo no tengo corazón, y por eso debo ser muy cuidadoso. Cuando Oz me de un corazón no necesitaré preocuparme tanto."
Y una liga para admirar las ilustraciones originales del libro de Baum realizadas por W. W. Denslow.
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