lunes, agosto 29, 2005

Que conste que muy temprano, por la mañana, me levanté decidida a exterminar estos pendientes para llegar a un fin de semana calmo y disfrutable y los hados no me dejan. He perdido parte de la mañana buscando mi agenda: no está. Y ahora, sin guía alguna, camino por sórdidos senderos de trámites telefónicos, de búsqueda de información no marcada, y la duda de si lo que hice sirve para lo que tenía que servir.
¡Pinche agenda, onde andas! Y pierdo más tiempo buscándola, como si los monitos impresos en su carátula fuera a resolver mis broncas, o como si ellos estuvieran listos para dictarme lo que tengo que escribir. A lo mejor sí, a lo mejor en la agenda están las palabras perdidas, o mi lóbulo temporal izquierdo, o el orden de este día.
Debe tener hambre --la agenda--, iré a triturar una galleta y a soltar migas por toda la casa, en una de esas la muy ingrata salta de su escondite para saciarse.
Voy a encontrarla, seguro es su ausencia la que no me deja concentrarme. Digo, a alguien o algo debo echarle la culpa ¿no?
**

miércoles, agosto 24, 2005

"A las palabras se las lleva el viento"... más bien el agua. O tal vez se quedaron pegadas en la cinta adhesiva, o asfixiadas en los forros plásticos de la pila de libros que tuve que forrar. O a lo mejor se perdieron en las desmañadas del nuevo, y viejo, ritmo escolar.
En lo que encuentro mis palabras para que floten aquí, para que de una vez terminen mi trabajo y otros ocios no remunerados, dejo agradecimientos a todos los aljibeños --festivos por naturaleza--.
Me voy al súper en lo que Roderico se apaña mi juego de SIMS (que por ahí me regalaron), ahí les traigo algo de botana...

pd: si encuentran las palabras mándenlas de vuelta a la colina. Tan-tán.
**

sábado, agosto 20, 2005

cumpleaños

Es lo bueno de este aljibe: si en la realidad no se puede andar de festivo, aquí basta con confetis y serpentinas de bytes; sí, y una plantilla algo colorida, ja. Y como ya es una tradición (bueno, es el segundo año) festejemos con el inigualable baile de emancipación de san plátano. Me acerco al cuarentazo... ¡pero todavía no, jijos! Mañanitas de fondo y a bailar:



**

viernes, agosto 19, 2005

antesala

[...]
RODERICO: ¿Hoy también traes plátanos?

YO: No, Voy a terminar una imagen para la nueva plantilla. Mañana toca el tradicional baile ritual de san plátano.

RODERICO: ¿Por qué cambias la plantilla? Das la impresión de ser inestable.

YO: Cha-le. La cambio cuando ando jocosa, triste, emputada, depre, etc...

RODERICO: Y cuando no la cambias, entonces estás ociosa o muerta.

YO: Cha-le. Mejor ve a comprarme cigarros, se acabaron.

RODERICO: No porque me roba el viejo del costal. ¿Te gustan los cigarros porque no te gustan tus pulmones?

YO: No, güey, me gustan pa colorear el viento. Cha-le, me voy a la tiendita.

RODERICO: ¡Apúrate, y me traes un dulce!
[...]
**

miércoles, agosto 17, 2005

En algunas recetas se dan explicaciones sobre el cómo deben cortarse algunos ingredientes: si la zanahoria va en juliana, si la papa en macedonia o si se requiere cortarla en pajita. Cada corte es diferente y preciso. Pero está el termino "en trozos" (que puede variar en grandes o medianos) y aquí la definición queda abierta a la subjetivad del cuchillo en turno.
Prefiero los días en macedonia o en juliana porque soy caótica per se y algo de rigidez en la cotidianidad me mantiene con los pies en la tierra. Pero malo cuando los días vienen en trozos porque no sé de qué van, hacia dónde van o por qué van. Así se presenta esta semana: corro de aquí para allá, y cambio de actividad conforme el tiempo me lo permite. Y así seguiré. Lástima que tendré que dejar a un lado mi planeación para despeñarme en un caldo que aunque aromático y sabroso tiende a formar torbellinos.
Por lo pronto me voy a la regadera para despejarme y agarrar vuelo para seguir troceando las horas. Quien quita y en el torbellino de la coladera mi santo amoroso me hace señas nuevas: bracea, imbécil, bracea...


**

lunes, agosto 15, 2005

...y más de uno compartirá, o ha compartido, esta sensación cansina de mirar el horizonte, de observar el rededor mientras sentimos que nos hemos detenido sobre un pantano cuya agua viscosa nos succiona lentamente, nos devora sin hincar colmillo alguno, deslizándonos con nuestro hartazgo, con esa tristesa familiar que todo lo invade. Y queda mirar hacia arriba, buscando quién sabe qué o a quién sabe quién, como si la verticalidad tuviera una respuesta o una señal --la señal que es el único asidero de la necedad--.
Ante la certeza del hundimiento hemos aprendido a burlarnos de nosotros mismos, a reír como los locos del teatro. Y encontramos el chascarrillo, o la imagen o el fragmento creativo que no es más que un payaso alcohólico que realiza sus trucos para que el auditorio escupa carcajadas mientras su hígado es un amasijo de células muertas.
Mi payaso personal desea dejar el horizonte y buscar en el vértice al santo alado que me rescate del lodo interior. Y como en esta imagen veré, iluminada, volar a san plátano y escucharé su voz que sólo los elegidos han de escuchar: muévete, imbécil, muévete...


**

viernes, agosto 12, 2005

Imagino a las personas como inmensas granadas que deambulan por las calles, suben, comen, duermen y a ratos ríen o a ratos lloran. Todas ellas reservadas porque, como le sucede a las granadas, al mostrar cualquier evidencia de su dulce interior no faltará el ávido, el hambriento, el gordo travieso que decida devorarlas. Y con esto entiendo el por qué de sus mil máscaras, de sus falsas palabras, de sus juegos de artificio y de su rendir pleitesías al imbécil entronado.
Y supongo que aquellas cáscaras son vitales, todas ellas de diversos colores pero siempre con esa textura que recuerda a algo olvidado en un desván, o a algún papiro antiquísimo que se salvo de un histórico incendio. Entonces imagino su sabiduría y sus miles de fonemas que todavía están por decir. O sus besos arrebatados, sus caricias furtivas, su caridad alimonada y todo aquello que puede existir en un interior complejo.
Imagino, mas a ratos todo parece un espejismo porque las granadas son sólo deseo y esas personas que recorren las avenidas no son otra cosa que cebollas inmensas con capa tras capa tras capa donde al final nada queda y ya nada tiene importancia.
**

miércoles, agosto 10, 2005



Las frases iniciales pueden definir el tono del discurso a seguir. Tal vez por ello me quedo horas contemplando este cuarto ante el poder indiscutible de "la primera frase". Por ejemplo, he aquí tres frases iniciales para este "post":

a. Si nos adentramos en la poética del chocolate...
b. Mientras "pelo" Kisses sin recato alguno...
c. Mi trabajo es como un chocolate al sol...

Si elijo la a escribiría sobre la infinita tristeza que me provoca el que Gaston Bachelard esté muerto porque si bien nos regaló la poética de los cuatro elementos no nos regaló La Poética del Chocolate, o La Ensoñación del Hot Fudge. Y el aljibeño opinará que ya no debo tomar tanto café ni trabajar de noche, ni debo leer a Bachelard mientras escribo mi libro-encargo sobre el chocolate.
Si elijo la opción b podría seguir un tono erótico-decadente, desvestir Kisses y ponerlos a bailar sobre mi lengua, o sobre la lengua de otro; y cuando el aljibeño se sonroje romper el ritmo al decirles que el diseño de los lujuriosos besitos no es original de Hershey sino de una tal compañía Wilbur; o que el ricito de papel que los distingue asomó por primera vez 14 años después de haber triunfado en el mercado.
Por último, si me quedo con la c utilizaré palabras como derretido, grasoso, untable, escurrir, fundir, batir... Y contaré como me divierto, y me estreso y me pierdo con toda la información que he obtenido y cómo desearía que alguien viniera y trazara la cartografía de este libro a medias. Y aquí sacaría una ouija para invocar a un tal Whitman que fue quién inventó los mapas "chocolatiles" que ofrecen algunas cajas para orientar nuestra gula voraz siempre desierta.

O dejo la opciones para otro día y mejor me aplico en buscar la frase inicial del último capítulo de mi trabajo chocolatoso libro.
**

lunes, agosto 08, 2005


Judith Kindler


1. Imagino esas carreras que se realizan en un festivo estadio olímpico donde los competidores lucen shorts diminutos, tan esenciales para mostrar ese movimiento de hélice que realizan las piernas del corredor y que se antoja hermosamente imposible. E imagino los últimos segundos de las carreras cuando los últimos sprints deciden quién será el dueño del laurel, de la medalla o del aplauso en las tribunas.
Esta es la semana de la carrera, y de todo a las carreras. Supongo que puedo sacarme de la manga un buen sprint, más por obligación que por motivación --aunque a veces no sé si ambas son la misma--. Y no imagine ahora el lector que andaré con minishorts, no me late atentar contra la estética y meos atentar corriendo contra mi corazón que éste lleva la cuenta de todos esos cigarrillos inmolados en honor de mi vicio.
Mi carrera se asemeja a esa de los caballitos del carrusel, que van en chinga con su trotar imaginario y al galope sin que sus crines se despeinen nunca (la madera puede ser tan formal).

2. Al fin decidí dejar de ser tallerista adjunta y veremos si por ahí hay otros curiosos del Arcano Mayor para el Curso de Tarot. Si saben de alguien aquí encontrarán la información.

3. Esta semana me gusta para declararla "Semana Veraniega de San Plátano", como fiesta previa a mi cumpleaños (si no armo desmadre yo ¿entonces quién?). Y tan-tán.
**

viernes, agosto 05, 2005

¡aljibeño al agua!


by Ferguson


Es la hora de arrojar salvavidas a diestra y siniestra, apañe el primero que encuentre y no se ponga roñoso con aquello de que los rojos saben mejor; el movimiento ha de hacerse en chinga porque, por si no lo sabe, el agua causa estragos en estos anillos...
La cuestión es flotar pues últimamente a todas las cañerías cotidianas les dio por autodesasolvarse: después de semanas de desempleo y de clientes escurridizos ahora no hay forma de organizar lo laboral; a último momento, y por la gracia de san banano, me enteré que la escuela del hijo cerró y por la misma gracia de san banano ya tenemos una nueva; las visitas siguen saltando en casa y yo intento que el día tenga más horas pero nada, el sol sigue saliendo a la misma hora.
Y he comprobado --ya no es coincidencia-- que cuando los días juegan al torbellino algún sistema hidráulico de esta casa falla. Y por esto, y por todo, y por si algún aljibeño más anda en estos ritmos: agarren su salvavidas: me voy a comprar un "perico" y a reparar los empaques de la regadera que sólo nos falta vivir en la inmundicia al juntar células muertas.
**

martes, agosto 02, 2005

botanitas de agosto

En un libro nunca escrito leí que alguna vez existieron olivos en el cosmos pero que un asteroide distraído los derribo todos. Y que de ellos rodaron al infinito millones de aceitunas maduras, algunas verdes, algunas negras y las menos rellenas de pimiento y anchoa.
Ya he enviado a Roderico a hacer el mandado, traerá una caja repleta de palillos. Hoy, por la noche, iremos de paseo al cielo, a ensartar aceitunas. Alguien debe de alinearlas. Los astros andan alborotados y alboratan esta nuestra tierra --que no es más que una colina algo árida, repleta de edificios, comercios, banquetas y semáforos que pocos respetan--.
Sí, seguramente Roderico le dará un mordisco a alguna estrella. Ni él ni yo conocemos su sabor.
**