De escupitajos y otros escurridizos desatinos
Venía para acá, muy modosa, a explicar por qué no escribo y cómo cada vez que inicio un post me da por despotricar. Y para acá venía, muy arrepentida, muy honesta, como puta en confesionario; y me detuve a buscar una imagen chula para este mi post. Y me dije: hey, una escupidera, de esas antigüitas, a ver si me encuentro una de porcelana o de latón... porque éste, otrora aljibe, se ha convertido en una gran escupidera.
Y nada. Por andar en pos del escupitajo perdido cual de un salivoso grial se tratara me encontré al Rey Chileno: dormidito, adusto y podrido. Y que lo veo, y que me ve, y que doy un brinco y que el pinche Roderico se muere de risa, sí, se muere más de lo que está, carcajeándose, cada vez más muerto.
Ya más tranquila me lo traje al aljibe, o a la escupidera, a como quieran llamarle a este lugar: ¡Ven, quédate conmigo, aquí te leeremos versos, aquí comerás estrellas! Y buena onda el Rey Chileno, me dijo: ¡Le caigo! ¡Le llego!
Y enfin, venía para acá, muy modosa, pero ya no voy a explicar nada. Y ahí les dejo al Rey. Qué más da que esté muerto, total, esta menos fenecido que el mismísimo Roderico. Tomen su espejo.
Y nada. Por andar en pos del escupitajo perdido cual de un salivoso grial se tratara me encontré al Rey Chileno: dormidito, adusto y podrido. Y que lo veo, y que me ve, y que doy un brinco y que el pinche Roderico se muere de risa, sí, se muere más de lo que está, carcajeándose, cada vez más muerto.
Ya más tranquila me lo traje al aljibe, o a la escupidera, a como quieran llamarle a este lugar: ¡Ven, quédate conmigo, aquí te leeremos versos, aquí comerás estrellas! Y buena onda el Rey Chileno, me dijo: ¡Le caigo! ¡Le llego!
Y enfin, venía para acá, muy modosa, pero ya no voy a explicar nada. Y ahí les dejo al Rey. Qué más da que esté muerto, total, esta menos fenecido que el mismísimo Roderico. Tomen su espejo.
Pinochet te saluda:
Como te ves me vi, como me ves te verás