"Los Hombres"
Y están los Inuit. Allá, lejos. En el Ártico. Leí cosas curiosas sobre su cultura. Algo sobre unos cantos guturales lúdicos. Pero mi asombro se quedó en la palabra Inuit. Significa "los hombres", así, sin mayor complejidad. nada de los hijos del dios tal o cual, o de los hombres de arcilla, de metal, de masa, del maíz y anexas. Nada de totems, epifanías o datos de superioridad o diferenciación. "Los hombres", punto final. Supongo que existirán tratados antropológicos sobre el asunto, y símiles entre el punto de vista sobre la esencia y el entorno que lo genera. Pero tras esa "simplicidad" de la blancura está la intuición del infinito.
Y no, no busqué las explicaciones de los expertos. Se me ha antojado creer, con blanca y verdadera fe, que los Inuit han aprehendido lo inasible en las huellas del oso polar. Ahí van, cubiertos, a veces solos y a veces en familia pero siempre en busca de las huellas. Y cuando encuentran las respuestas se limitan a tallar pequeños osos en trozos de hueso y colmillos, satisfechos, profundos.
Luego me ha dado gran tristeza porque recordé que en el zoológico de la ciudad ya no hay osos polares y que mi plan de liberarlos en las calles de la colina no tenía sentido ni probabilidad de buen término. Me he consolado con imaginar inmensos osos polares dejando huellas sobre el asfalto y a los chilangos de la colina en busca de las huellas. Y así, día tras día hasta encontrar respuestas y hacernos llamar "los hombres". La palabra simple que encierra la inmensidad de la blancura.
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