viernes, octubre 27, 2006

el ente

Por supuesto, éramos una tropita de pubertos jugando al intelectual. Comprábamos nuestro "abono" de la Cineteca para ver "cine de arte". Total, teníamos tiempo y dinero de papá. Lástima que se necesiten tantos años para darse cuenta que éramos unos imbecilitos (ok. nada más yo).
Cómo olvidar nombres tan ilustres: Fellini, Kurosawa, Pasolini. El sólo pronunciarlos posee algo de aterciopelado, muy Blue Velvet, terso, cool.
Al final, después de tantos años, ya no necesito mi "abono" (total, ya no tengo tiempo ni dinero de papá). Me basta salir y recorrer las calles de la colina para quedar atrapada en los sueños del "ente de la colina" (que San Plátano no es el que sueña esto, sino su antítesis. Por el momento, sospecho que dicho ente vive oculto en las tortillas:
Salgo. Bajo la calle empinada. Doblo a la izquierda. Camino. Esquivo una mierda de perro, dos mierdas. Cruzo. Saludo y pido un kilo de tortillas. Pago y sigo mi camino. Entonces cruzo el umbral. Un personaje, altavoz en la diestra y periódico en la siniestra, anuncia la noticia local: "Fueron capturados frente al Walmart, temida banda de secuestradores, asaltantes y asesinos conocidos de la colonia; vea sus fotos impresas en el periódico". Y a su procesión se unen los encargados de la funeraria "Virreyes" que bajan una caja metálica mientras un encargado de la compañía de luz se tambalea en una escalera, muy por encima de su vehículo oficial que muestra un diablito caricaturesco que señala "Di no a los diablitos". Y huyendo de los dolientes que reciben en la puerta a los de "Virreyes" detengo al taxi que osa entrar al sueño. Entro, me siento, lo saludo. Es un ser dolorosamente deforme. Carga una muleta de madera descolorida en el asiento trasero...
Y me despierto al gritarle al encargado de la puerta de la escuela de mi hijo. El ha dicho "Eso no es cierto" (Imbécil, el ente de la colina me persigue y tú me sales con eso). Le Grito. Oh, sí, despierto.
Ahora tengo hambre. No sé si debo emplear las tortillas para hacer los taquitos dorados. Pero tengo hambre y supongo que el aceite hirviendo mate cualquier bacteria, cualquier bicho y al ente mismo. (Total, tampoco estoy segura de que él viva en las tortillas).
tan-tan

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