viernes, octubre 01, 2004

SEXUAL. Admitámoslo, leemos esta palabra o cualquiera que contenga el prefijo SEX y nuestros ojillos bailan. No por deseos contenidos o urgencias primaverales sino por el tabú que aún rige en nuestra sociedad. Y si unimos estas dos palabras: mujeres + sexualidad, el giro que toma puede resultar patético, en muchos aspectos. Violación, adulterio, prostitución, son otras palabras que parecieran tener una etiqueta de género: son asociadas, a priori, con la mujer.
Más de una vez, he recibido algún tipo de agresión con connotación sexual: en situaciones terroríficas o en pláticas veladas por el doble sentido y la broma cotidiana. Y en mi colección incluyo a mi archienemigo que encontró mi tag, hace unos meses, y dedico su teclado a escribir palabras como decrépita, puta, frígida, frustrada; palabras que envilecen la sexualidad. En lo personal si alguien me dice puta me tiene sin cuidado, y si alguien me nombra frígida tampoco me preocupa (me ocuparía, ja). Aunque sí provoca ira y unas ganas incontenibles de contestar al agresor. Pero la ira se limita a borrar tan pobres sentencias que se convierten en agresiones para otros lectores. Para mí es fácil, estoy sentada durante horas en esta máquina y mi sede laboral es esta computadora, aquí en la colina. Tristemente, para otros, el borrar escupitajos virtuales no resulta tan accesible.
Siglos de patriarcado no se diluyen en unos años, y las diferencias tendenciosas entre géneros son aparatos anquilosados que las Iglesias y las Leyes insisten en preservar, y a los que nosotras, mujeres, seguimos con ojo ciego.
Y este preámbulo es sólo para expresar un hartazgo. Hace unas semanas un anónimo se dedicó a escupir en los blogs de Alberto y Raquel, quienes ya están casados por lo civil y quienes mañana llevaran a cabo su ceremonia religiosa. El resultado ante la agresión fue cerrar tags y comments. La agresión estaba dirigida a Rax, pero nos llegó a todos. Al anónim@ no le agrada la susodicha unión. (Aunque no necesitan de papeles y rituales, ellos ya están hombro con hombro hace tiempo).
Mientras el hombre siga asumiéndose como macho alfa de la manada, como entidad preservadora de la especie cuya "virilidad" es esencia, los insultos como puta y golfa estarán a la orden del día. Mientras la ilusoria igualdad se torna en una guerra entre sexos en la que el equilibrio es una imposibilidad.
Me hubiera gustado hacer mitote en los tags de mis amigos. Pero siempre queda el aljibe para ello (esa es su función). Mañana los felicitaré en persona e iré a la iglesia, rompiendo mi tradición, para celebrar. Sea.

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