viernes, mayo 13, 2005

Creo que leer historia, además de ser entretenido, es vital. La percepción que tenemos del entorno y los comentarios que escupimos como grandes doctos suelen estar basados en la imaginación de nuestra ignorancia. La historia nos da ese punto de referencia, ese miligramo de comprensión que nos abre el horizonte.
He estado haciendo tareas ajenas; esta vez regresé al Medioevo: ya se sabe de mi adicción por esta era y sus crisis, sus retrocesos, sus transiciones y anuncios sobre la civilización. Solemos enmarcarla como una brevedad, temporalmente hablando, aunque el Medioevo son siglos y siglos de historias. Encontré pequeñas sorpresas, en libros y en la web.
Por ejemplo, conocía el término "Cautiverio babilónico" que aplica a un suceso de la biblia, pero desconocía que existió un homónimo de cuando la sede papal estuvo en Avignon, Francia, después de que cierto Papa exageró con las bulas económicas provocando la ira de Felipe El Hermoso.
Y descubrí a un tal Tomas Kempis y su Imitación de Jesucristo obra que parece ser un best seller para los beatos, y para los antemas una pieza curiosa --y hermosa-- de la literatura mística. He aquí una selección que podría adoptar como manda:

6. Persuádete que el enemigo antiguo de todos modos se esfuerza para impedir tu deseo en el bien, y apartarte de todo ejercicio devoto, como es honrar a los Santos, la piadosa memoria de mi pasión, la útil contrición de los pecados, la guarda del propio corazón, el firme propósito de aprovechar en la virtud.

Te trae muchos pensamientos malos para disgustarte y atemorizarte, para desviarte de la oración y de la lección sagrada.

Desagrádale mucho la humilde confesión; y si pudiese, haría que dejases de comulgar.

No le creas, ni hagas caso de él; aunque muchas veces te arme lazos para seducirte.

Cuando te trajere pensamientos malos y torpes, atribúyelos a él, y dile:

Vete de aquí, espíritu inmundo; avergüénzate, desventurado; muy sucio eres, pues me traes tales cosas a la imaginación.[...]


La última sentencia es inolvidable, como lo es el siguiente "Triunfo de la muerte" del cual me ha llamado la atención no la representación de la muerte (que es lo que me hace guardar estas imágenes) sino la de la víctima: en ella no hay angustia, dolor, desesperación ni falsa resignación, es más aquella Imitación de Jesucristo, o la pureza del mártir. Me ha recordado El Colgado, el siguiente arcano mayor que ha de flotar en este aljibe. Pero eso queda para otro día. Va la iluminación:


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