martes, mayo 03, 2005

Programa Nacional (segunda parte y última)

Salí de la estación de metro Zócalo, junto a Palacio Nacional. Bajo el sol revoloteaban mil y un vendedores ambulantes y sus chacharitas. Intoxicada con la variedad de humores citadinos recordé que En el más verde de los valles que habitan ángeles benéficos, erguíase un palacio lleno de majestad y hermosura. Pero este Palacio no es aquél Palacio Encantado de maese Poe. Menos intoxicada y casi recuperada del horrible suceso con el cuervo traté de acordarme de todos los palacios y castillos y casitas que hay en la literatura.
Envalentonada con mis elucubraciones, y ya de regreso en casa, insistí en mi Programa Nacional de Fomento a la Lectura que ha de transformar a millones y, por ende, el curso de la historia. Hice un primer boceto con el ciudadano Obrador:



Y para no ser juzgada de antidemocrática, proseguí con el segundo diseño dedicado al partido de más rancio abolengo: el tricolor. Y quién mejor que el ciudadano Madrazo para promover un clásico de las letras mexicanas:



Pero en malahora supuse que aquella maldición lúgubre del cuervo se había disipado de mi compu... Mi primer boceto ahogose con Ofelia; y el segundo sufrió tal mutación que, estoy segura, jamás podré volver a conciliar el sueño:



nota 1. Las cursivas son la cita de El palacio encantado de E. A. Poe, poema que se puede leer en el cuento La caída de la casa Usher.
nota 2: por mí que el Programa Nacional retorne al averno, y que los habitantes del mundo se saquen los ojos --según dicta la moda edípica-- y no lean nada nunca más, nevermore...
nota 3: El clásico de las letras mexicanas, pa quien no le hallé, es Pedro Páramo de Juan Rulfo (a leerlo antes de sacarse los ojos, ehhh)
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