"El lobito" es el mote que alguien dio a un amigo quien suele mandar curiosidades a mi e-mail. En esta ocasión recibí una noticia sobre un promocional de UNICEF en contra de la guerra en el cual los protagonistas son los azulosos pitufos de la infancia. En su momento, dichos personajes, fueron todo un "boom"; hasta hubo quien afirmó que eran cosas del demonio --como generación tras generación algún dibujito animado es asociado con el impúdico Luzbel--.
Cuando vi la imagen, que es un recuadro de una animación completa, me pareció acertada. Hasta me puse a elegir dibujitos para cada cultura: Asterix o Babar para Francia; Mickey Mouse y Buggs para USA (a Lucas nadie lo toca); Mafalda para Argentina; y para México me quedé con la familia Burrón pero cualquier dibujito del Imperio tendría buen efecto.
Mas luego dude --yo y mis desencantos de octubre--. Creo que estas animaciones serían pasto para el amante del gore, bichos del mal gusto para los tradicionales y para un reducido sector algo impactante. Me parece que para aquellos que se impacten la campaña antibélica no surtiría ningún efecto; si se conmueven no los creo partidarios de la guerra. A otros les valdrá un comino. No sé, hoy siento que las campañas de divulgación sólo tienen efecto cuando a través de ellas se ofrece algún concepto de poder (belleza, dinero, fuerza, estatus, y demás variaciones de cada cultura). Pero puede ser que me equivoque y deba continuar mi listado de dibujitos por región para endosarlo al UNICEF. Total, todo es un gran sueño del que se antoja no despertar.
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