viernes, octubre 28, 2005

Hace meses, mientras viajaba por las colapsadas calles de esta ciudad en un taxi, el chofer de dicha unidad me dijo, convencido, que este país estaba jodido por culpa de los extranjeros que vivían en él. De estos comentarios xenofóbicos poseo una bonita colección. Las más de las veces los he atribuido a la ignorancia, pero me parece que el enigma del xenófobo es más complejo y casi indescifrable.
No me cae de sorpresa escuchar estupideces. Desde niña, gracias a mi churrigueresco apellido, me han tachado de judía o de nazi en mala leche. Pues ni lo uno ni lo otro: mi familia es un delicioso puchero, hay de todo y para todos. Pero lo que no esperaba era leer, en un libro de gastronomía, las ligerezas de un autor.
Publicado en 1994, bajo el auspicio de la Dirección General de Culturas Populares, la Brevísima Historia de: La cocina mexicana cuyo subtítulo es "La mesa Prehispánica, Mestiza y Criolla en el entorno de la música, es un fraude peligroso. De entrada jamás encontré alguna referencia a la música; y de historia mejor no hablemos. Este libro sirve de palco para que el autor despotrique y minimize diferentes culturas, hasta llegar al insulto barato. Manipula las referencias a su antojo: si necesita sustentar su postura, aplaude a un autor, pero cuando le estorba lo borra con sus infantiles juicios --todo esto en las mismas 5 páginas--.
Es una pena sepultar la información y el jugueteo con los refranes que contiene el libro con la urgencia del autor de demostrar que gracias a México la cultura gastronómica universal se transformó, pues antes de la Conquista era "aldeana" (adjetivillo tomado del libro). Niega el canibalismo de los mexicas como ritual, y raya en la utopía cuando habla sobre la corte del Tlatoani.
Terminé el libro. Obtuve datos que pude contrapuntear con otros que tenía. Estoy pensando, seriamente, en no incluir nada de este autor con tal de no ponerlo en la bibliografía de mi investigación. No deseo que su germen prenda en alguna cabecita alocada de un lector desconocido. Fomentar este estúpido nacionalismo, de cualquier forma, es un atentado contra el espíritu. Me parece que el "complejo del conquistado" ya no debe tener vigencia en este siglo XXI.
Ni hablar, lo que pudo ser un libro entrañable se convirtió en origen de mi entripado y un buen candidato para vivir en los territorios de Fahrenheit 451. Mejor, luego, traigo alguna anécdota suculenta sobre la mentada cocina mexicana. Tan-tán.
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