miércoles, noviembre 02, 2005



El origen de casi todas las fiestas que se celebran en México es prehispánico, aunque el resultado actual sea una amalgama de otras culturas y sus creencias. El Día de Muertos conserva mucho de su aroma a copal gracias a que el día de Todos los Santos coincidía con las fiestas de muertos de mayas y mexicas. Estos últimos, entre otros rituales, construían en esas fechas efigies de sus dioses con pasta de amaranto y miel; elaboración que hoy en día podemos consumir bajo el nombre de "alegrías". Sin embargo hoy en día, en muchos mercados, se ofrecen al público cráneos hechos con estos ingredientes.
Ahora, con este desgraciado trabajo que no me deja dormir, descubrí que en el virreinato la población de la Nueva España no sólo montaba ofrendas sino que se regalaban, los unos a los otros, platillos o frutas para colocar en sus altares respectivos. Y según el poder adquisitivo del personaje, también se regalaba desde la reproducción de un altar en plata hasta sencillos juguetes para los niños. Me parece que el pedir "mi quinto calavera" tiene menos de Halloween y más de tradición popular. Y regalar era una invocación para que "el muerto no se los llevara", ya pueden enviarme presentes para asegurar su lugar en esta tierra, ja.
Aquí en la colina las ofrendas cada vez son más sencillas, y no porque quiera que el muerto me lleve, más bien esta acelerada cotidianidad ya me llevó (y no sé a dónde diablos) . En fin: respeten a sus muertos para saber respetar a sus vivos. Y si esta sentencia no les es grata vayan y lean las calaveras 2005 allá en el cielo azul.
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