miércoles, octubre 22, 2003

memento mori. la flor de 400 pétalos

Mi abuelo está enterrado en un cementerio gentil de un pueblito que cada año entinta de anaranjado el ambiente. En cada casa se monta una ofrenda, acompasada con el altar familiar donde santitos y niños Jesús observan. De cada ofrenda se traza un camino con pétalos de cempasúchitl que llega hasta la entrada de la casa en cuestión; ahí el camino se une a la estela anaranjada del camino principal. El destino final de estos pequeños cauces es el cementerio. Todo lo que cohabita junto a este río de pétalos irradia tonos fantásticos: los difuntos encuentran el camino a casa, los difuntos encuentran el camino al panteón; todos disfrutan de la fiesta mas al final deben volver por donde vinieron.

Como toda flor, el cempásuchitl (marigold) simboliza la belleza de la vida y cuan efímera es; su color anaranjado se antoja el leif motiv de la ofrenda. Otras flores comparten la festividad: nubes blancas, crestas de gallo y terciopelos (púrpuras), narcisos... Despojada o en maceta las flores señalan al elemento tierra (un puñado de ésta debe estar presente); la tierra como último destino del cuerpo material y final necesario para toda renovación (tierra fértil).

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