martes, septiembre 14, 2004

Los exhibidores son nuevos, con sus marcos metálicos donde se adivinan nuevos sistemas de seguridad --desde que se llevaron al murciélago aquél se han empeñado en erradicar el anacronismo del museo--, pero los nuevos vigías custodian las mismas piezas con las que la niñez se maravilló y que ahora resultan aburridas de tan familiares --y eso sucede con la familiaridad a la que nadie llama aburrición por temor--. Sí, algunas salas del Museo de Antropología poseen olor a nuevo: un toquecillo de celofán. Y en ellas están los mismos alumnos --pero con otros rostros-- invadiendo los letreros de información: copiando, transcribiendo, copiando para que sus imbéciles profesores duerman tranquilos (hoy he enviado a los alumnos al museo, he cumplido). Patéticos, duerman tranquilos, que a nadie importa la sarta de incoherencias que dicen sus alumnos: copiando, transcribiendo, mutilados. Y corretean niños por todos lados. Sin duda, los niños bonitos son los más malcriados: tienen ese aire de arrogancia, en pequeño, que sus padres exhiben con sus lentes oscuros (han de ser sensibles a los reflectores de los nuevos exhibidores). Qué coleccionable es la clase media mexicana. Por ahí otros idiomas se maravillan, especulan, opinan, se horrorizan mientras un grupo de pubertas alemanas se retratan frente a un penacho. Un mocoso nos confunde con gringos (pinche escuincle hijo de tu tiznada madre, ven pa que te enseñe como no soy gringa). Silencio y risitas. Museo pintoresco con nuevos exhibidores, todavía portador de su leyenda ORGULLO MEXICA. ¿Qué es el orgullo mexica, mamá? Una de tantas demagogias --ojos muy abiertos, la regué--.
Mejor vámonos al estanque que está allá afuera donde flotan las flores amarillas de los lirios, y bajo ellas las tortugas asoman hasta que se duermen arrulladas con las escamas. Vamos, que los renacuajos asoman en la orilla... y el orgullo mexica es suspender esos animalitos en el tiempo: en piedra, en cristal de roca, en jadeíta para que naden en los exhibidores nuevísimos y te recrees la pupila --ojos complacidos--.

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