viernes, julio 29, 2005

Drama insulso, en un acto, de cuando el estrés me gana ante cierto trabajo que acepté

YO: Ya me perdí entre tanto libro, y apunte y páginas marcadas; me late que esto sólo es el principio del caos. Y ¿dónde se ha mentado al dios de la claridad? Puros santitos y divinidades cura tripas, echa buches, lapidantes y redentoras, ¡y más nada! ¡No hay divinidad de la claridad!

RODERICO: Toma, Néctar del Dios de la Claridad, bébelo. (Ofreciendo un vasito)

YO: ¡Qué ostiones es eso!

RODERICO: ¡Cloro!

YO: Pero, ¡eres un imbécil! pinche serial killer de pacotilla, si me lo tomo me muero...

RODERICO: Ya estás muerta.

YO: NO, tarado, tú eres el muerto en esta historia: ¡mira, se te ven las costillas!

(Roderico se bebe el cloro y dice ¡salud!)

YO: méndigo mayordomo, ¡ve y chinga a tu madrecita y déjame trabajar!

RODERICO: No tengo mamá.

YO: Pues te la presto...

RODERICO: ¡Va!
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