martes, julio 19, 2005

1. En lo que intento terminar de elaborar varias golosinas para la actualización anual (oh) de Osiazul dejo aquí una probadita de esa extraña retaceria llamada Equinoccio de Francisco Tario:

"Existe aparte de todo, un adminículo minúsculo, seroso, movible, sujeto a convulsiones y espasmos, que llamamos familiar y risueñamente campanilla. Campánula -- sería más eufónico. Más, ¿si fuera el alma?
¡Oh, mundo lleno de enigmas! He aquí, sin ir más allá, esa titubeante campánula, con su aspecto de dedo amputado, de esputo o badajo, de pene en embrión, tierno, casi eréctil, aparentemente inútil, pero que en un remoto y oscuro día pudo ser muy bien el dedo secreto con que el hombre se hurgaba las narices por dentro. ¿O el dedo sin uña, en perfecto y activo funcionamiento, apto y necesario al mismo tiempo para provocar los grandes vómitos de la inteligencia? Vómitos de ocurrentes elucubraciones, que tan útiles le fueron al sabio para crear su Demiurgo. ¡Demiurgo! -- éste es el nombre.
--Siento, doctor, no sé qué en el Demiurgo--"


2. Y he aquí una recomendación en bloguilandia. Estos días últimos también es delicioso leer los blogs de Julio Salinas y de Kika. Probad.
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