viernes, julio 22, 2005

1. Algo raquítica quedó la actualización de Osiazul, y más me vale terminar los pendientes porque he conseguido trabajo de "corre, corre, corre". Y no puedo desperdiciar mis escaneos de Maldoror. Pero no hay posibilidad de desperdicio al ir al apartado de Francisco Tario y agenciarse el librito de Equinoccio (si ya leyeron al autor, que si no de paso aprovechan los cuentos). Tampoco habrá desperdicio si consiguen los Cuentos Completos (ed. Lectorum). Lean, lean, a cambio prometo no leer más noticias para no escribir negruras.

2. La lluvia provoca. Provoca sueño, melancolía, alegría, humedad, sensualidad, hambre, y movimientos. Estos últimos van desde los arroyuelos que fluyen junto a las aceras hasta ls convulsiones de las lombrices que emergen para elevar loas al mismísimo ahuizotl. Quiero creer esto del movimiento porque esta cotidianidad posee esa quietud de augurio. Caray, hasta mi estómago está quieto: esa sensación de que algo nos angustia. "Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva..."

3. Hace tiempo en nuestra bonita y zodiacal escuesta aljibeña descubrimos que en este pozo Leo y Piscis son legión (seguidos por un par de signos que fungen como equilibradores de opuestos). Hoy el sol entró a leo, ergo:



¡Leos, alegraos! que pronto todos, en filita india, nos haremos más viejos (ja, pero a mí me toca casi al final). Velas, pasteles y regalos a todos; y no olviden que "el león no es como lo pintan"...

NOTA: el servicio de comentarios sigue caído; dejemos que regrese de su susto él solito
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