sábado, abril 26, 2003

El humo. Desde esta ventana se divisan tres chimeneas. La más cercana es la de Las Arracheras (carne de vaca); la segunda, los pollos rostizados estilo Nuevo Orleans (whatever...) y la tercera, y espigadísima, vive en el techo de la tintorería. Están sincronizadas, humean y humean para llenar mi casa de gritos de vaca, de gritos de pollo y... no, la ropa es tan silenciosa. Prendo mi cigarro (que es mi nefasta chimenea) y silencio mis pulmones. Emanaciones. Y siempre, inevitablemente, recuerdo otra chimenea, ahí donde cremaron un cuerpo azul. ¿Cuánto dura un duelo? un año, tres, 50. O tal vez siglos, por eso hay tanto fantasma encadenado.

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