Quedémonos unos días con el mismo fetiche:
Los ángeles cabalgan a lomos de una tortuga
y el destino de los hombres es arrojar piedras a una rosa
Mañana morirá otro loco:
de la sangre de sus ojos nadie sino la tumba
sabrá mañana nada.
Leopoldo María Panero
viernes, abril 25, 2003
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