lunes, septiembre 01, 2003

Casa llena. Creo que estar lejos de mi almohada provoca al amo de las pesadillas. Tengo sueño pero ahora me quedo despierta, que me ha costado el asunto este de vivir de día. Además llegó la revista de otoño (me la pagaron por adelantado, cool) y mis golems esperan (mientras, los invitados duermen). La comida familiar fue un torbellino, como el del Mago de Oz: domingo-ciudad-esmeralda.
Tendré que barajear las horas del día para conversar con hermana-arqui y trabajar aquí. Soy adicta a la presión, nocivamente motivante (¿todo vicio es nocivo per se?); y a cambiar de colores: quiero un aparador para jugar con él.

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