miércoles, abril 07, 2004

Después de jugar con el arco iris para el cliente (que no del cliente) me tomé un break para retroalimentar mi lado ego-femenino: caminé bajo el rayo del sol, media cuadra, para pintarme las canas en el salón Richard's. Nada mejor que asistir en Semana Santa; no había ninguna mujer-caricatura por ahí. No tuve que soplarme las pláticas de que si tal o cual dejó a aquél en la telenovela, ni lo bien que se le ve el pantaloncito a ésta, ni que la dieta del sol anda de moda. Sólo paz (sí, soy medio-misógina).
Mas la paz era momentánea. Como no había clientas (y no leo las revistillas monas que hay en el lugar), encendieron la TV:
Definitivamente no sé nada del mundo, hay canales que jamás he visto. Pude sufrir el último fragmento de un noticiero amarillista y desear vomitar sobre la cabellera rubia-decolorada de la conductora (trepánenla, por dios).
Pero lo mejor fue ver un pedacito de película de Libertad Lamarque, Yo Pecador. Una escena memorable en la que varios niños hacen su Primera Comunión. Secuencia: niños hincados con lindos trajecitos, Padre repartiendo hostias, carita de niño devoto, mujer con vela acercándose al velo de tul de una niña, fogata. RIP, la niña se incendió (aunque más tarde, mientras la velan, tiene carita de Virgen Santa ¿?).
Wow, una peli Gore de Lamarque, porque luego viene una escena donde alebrestados revolucionarios, tirando bala al cielo, le dan a un bolerito. Y todo esto aderezado con números musicales (si hasta cantan La Bohemia).
Ya con el pelo bien negro regresé a casa, prendí la TV y… no me había fijado qué canal era. Qué ingratitud. Y yo que quería ver dónde andaba el tal pecador.
Mmm, temo que el salón Richard's es un templo disfrazado. Quién quita y en mi siguiente visita pido que me pinten el pelo de rubio para dar las noticias. (Deliro. Tengo hambre. Me voy a comer pescado).

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