miércoles, abril 28, 2004

Mi ánimo ha de ser como una gran mina antigua donde a ratos todos cavan con armonía; y donde a ratos algunos gases emanan y estallan (¡achicharrados sean, malditos!); y a veces regala pepitas de oro de los tontos pero también obsequia trozos en los que el brillo no es mero abalorio. Y otros días la mina tambalea, todos corren despavoridos: ¡apuntalen, apuntalen! Y no queda de otra que entrar con un pajarillo preso en una jaula para esperar que caiga o no fulminado.
Creo que hoy hubo un gran derrumbe porque todo lo veo negro como ese pozo al que regreso una y otra vez.

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