Creo que al fin terminan mis días de guampiro laboral. Ya entregamos lo entregable. Supongo que dormir a destiempo y convertir el horario y la cotidianidad en un caos provoca regresiones.
Como a pardero, me tocó una infancia ambientada con la música de Cri-cri. Ahora es una complicidad con amigos y conocidos de la misma generación. Todos tienen su canción favorita, la más alegre, la más triste, la que desconocían. Y algunos tenemos las obras completas ya digitalizadas (y los menos lo seguimos escuchando).
La música era impecable, y las letras guardaban la consigna del poema.
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muñeca de Netty Lacroix
Sí, mi fetiche cricriesco (¿será así?) es La Muñeca Fea. Sin conocer la música la letra es coleccionable. Pero completa es entrañable e inolvidable. Las regresiones son, las más de las veces, azulísimas. (La liga tiene letra y tonadilla, cuestión de fusionarlas en el laberinto de la oreja):
Escondida por los rincones.
Temerosa de que alguien la vea.
Platicaba con los ratones
la pobre muñeca fea.
Un bracito ya se le rompió.
Su carita está llena de hollín.
Y al sentirse olvidada lloró
lagrimitas de aserrín.
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