sábado, mayo 15, 2004

uf, pues parece que hemos logrado nivelar la nave y hoy no tendré que jugar al guampiro laboral. Mmm, el tag además de ser un burdel clandestino también ha resultado un umbral-retro.
Hace días les explicaba a los hijos quién fue Tío Gamboín y su horrible esbirro: Corcolito. Éste era un punto luminoso que imagino representaba un gran logro en cuanto a efectos especiales en TV. Corcolito era un soplón, un chismoso, un terrible vouyerista. Pero nosotros --entonces niños cándidos-- nos tragábamos el cuento: oh, sí, Corcolito era un pequeño dios.
En aquellos días la TV 24 horas era sólo Sci-Fi. Uno aguardaba ante el monitor repleto de bandas de colores a que la transmisión iniciara. (Y ojo, que no tengo 50 años, ni soy la bisabuela de bloguilandia).
Y recuerdo cuando cancelaron ciertos programas por exceso de violencia, ja, relatos de santos en comparación con Dragon Ball.
Ah, la niñez de los 70, en la que temíamos a un punto de luz; durante la cual patinábamos con vestido para ser niñAs, mientras algunos adolescentes --con pantalones acampanados-- mencionaban a Castro, El Che, La trova y susurraban algo de un tal 68.
Nunca diré que antes fue mejor. Sí diferente. Pero estoy tentada a decir que ahora me gusta más. La expresión tiene nuevos caminos y aunque nos cueste trabajo creer todo muro, tarde que temprano, definitivamente cae (aunque sea en cámara lenta).
Mmm, recordé a la Princesa Caballero, pero esa es otra historia...

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