Estos pinillos en Patchwork funcionan como alegoría de la familia en esta colina: somos retazos de unas hilvanadas con otras. Esta Nochebuena-Navidad los hornos de esta casa están apagados. Cada uno ha jalado por su lado, a cada uno le toca cumplir con "su familia". Hasta a los hijos les toca ir a la casa paterna, la del ex. Todo lo anterior ya es una tradición. Los integrantes que solían ser los comodines en estas ausencias ya no están. Se huyeron al más allá. Esta vez iré con otra familia, otro núcleo, bastante entrañable, alegre y jacarandoso. Las familias ajenas pueden ser más adorables que las "familias políticas" (la que tengo ahora es re malvibrada).
Estas fiestas siempre son referencia a aquellas de infancia: uno recuerda anécdotas, carencias, creencias, aromas, rostros... y uno pretende (en mi caso) que las presentes sean lo más similar al recuerdo idealizado. Si no fui allá, o me quedé acá, es porque no estoy dispuesta a perder ese saborcito dulce de las fiestas. ¡Felices fiestas pa los aljibeños!
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