sábado, enero 01, 2005

primero de 2005


By Escher


Malsana costumbre la de recibir al año nuevo: el amanecer es al medio día, la digestión del día anterior continúa hasta la noche y una tropa de neuronas nunca ven el año nuevo en cuestión (esas se ahogan en el brindis).
Los días primero de enero tienen algo de aciago, son como ese lapso entre el traspiés y la caída: somos conscientes de la irreversibilidad pero desconocemos la magnitud del impacto.
Por lo pronto ya lavé y ordené; he borrado cualquier vestigio de los excesos nocturnos. Me voy a deambular en el éter de este primero de enero.

pd: Luces pal 2005.

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