viernes, julio 30, 2004


Chagall, a huève


Dicen los estetas que si uno gira un cuadro de Chagall siempre habrá un punto de referencia diferente, un nuevo espacio, una realidad distinta. La percepción debe intentar ser chagallista (¿chagalleana?). Por lo menos mi percepción. Si uno está en la calle puede elegir como punto de referencia una moneda abandonada, y todo lo demás gira en torno de ella. O un diálogo, y lo demás serán multitud de oídos. O elevar la mirada e imaginar que las nubes observan el sueño de un perro café hecho ovillo. Entonces nuestra percepción acaricia el infinito aunque sigamos en la misma esquina, de la misma colina, en el penúltimo día de julio algo gris.
La percepción ha de inventar su caleidoscopio para reinventar. Y sí, a veces la mano invisible se niega a girarlo. Pero ya se cansará de su estática tristeza y le dará movimiento a los días, una y otra vez.

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