domingo, julio 11, 2004


si alguien sabe quién es el autor, se gana un premio


Ni hablar, algunas idas y venidas son más accidentadas que otras. A veces es necesario observar el transitar de los demás para percatarnos que el nuestro, en esencia, posee esa quietud que habíamos buscado en otras circunstancias. Y a ratos hay que tomarse los sucesos más a la ligera, que una cosa es la consciencia y otra el pequeño tirano que todos llevamos dentro. Mientras, a leer a Georg Trakl (duele de tan hermoso):

Sueño e insania (fragmento)
Al anochecer, el padre se convirtió en un anciano; en las oscuras alcobas, el rostro de la madre se petrificó y sobre el muchacho se posó la pesada carga de la degenerada estirpe. A veces, él recordaba su niñez, marcada por la enfermedad, el terror, las tinieblas, los juegos clandestinos en el jardín estrellado o recordando que les echaba de comer a las ratas en el patio semisumido en las tinieblas. Saliendo de un espejo azul, vino a su encuentro la menguada figura de su hermana y cayó en las tinieblas, como un muerto. Por la noche, la boca se le abría como un fruto rojo y las estrellas empezaban a esplender sobre su silenciosa tristeza.[...]

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