miércoles, julio 14, 2004

cuenta regresiva: 7... 6...

Ahora me percato por qué mi hermana-arqui me habló desde la hermosa Marsala; hoy es el Día de la Toma de la Bastilla, día fereado en Francia. Viene en agosto, con todo y sobrina (la sobrina, 4 años, es ley). Ahora debo echar un volado pa decidir qué libro pedirle. Soy francoholic declarada, más allá de los sinsabores que toda civilización tiene.
Esta adicción no es gratuita. Estuve en el Liceo Franco Mexicano: Francia pa arriba, Francia pa abajo, Francia en las paredes, en los baños, hasta en las baguettes que nos comíamos en la cafetería. Bastaron 4 años. Allez le bleu!
Y ahora que en México alguien propone eliminar la información sobre nuestros orígenes prehispánicos de los libros de texto, que porque no sirven para nada, me queda carcajearme. Odio opinar sobre política y demás artilugios, creo que las noticias que recibimos son meros anzuelos, chismes teledirigidos, que nos obligan a centrar nuestra atención en lo estúpidamente nimio. Pero, sí, sería grato no sólo asir nuestros orígenes sino que tod@s l@s niñ@s tuvieran acceso a un aula de estudios, y bien desayunados. Opinar desde esta ciudad es peligroso, los chilangos nos creímos aquello de Tenochtitlan, el ombligo de la luna cuando somos una lunática alcantarilla, más inundada que nunca.
Enfin, todo tiene su lado oscuro. Ya se ha vivido lo que un nacionalismo desmedido puede hacer. Sin embargo la identidad bien dirigida mueve y transforma. Caray, y aquí no hemos tenido ningún Carlo Magno; puro mequetrefe asalariado.

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