miércoles, abril 13, 2005

La fuerza (pilón y último)

Todos, adoctrinados e impíos, hemos escuchado algún relato sobre aquél santo, o aquél mártir cristiano que fue respetado por el hambre de una fiera; causa gran impacto, a la mente infantil, ese personaje rodeado de leones convertidos en dulces gatos (y como telón, el gran circo romano). Lástima que la imagen se vea reducida a vil milagrito institucionalizado cuando es la alegoría universal de esa constante hombre-animal que asoma en diversas culturas: el chamanismo, el nahual, los totems...
En el tarot vemos el resultado de la retroalimentación gráfica y del uso de símbolos menos paganos. Viene al caso un santo poco conocido, San Mamas, personaje del s.XIII que lograba aquietar a las fieras: cuenta la leyenda que logró evitar la muerte de un cordero bajo las garras de un león. El león "domesticado" lo acompaña a un juicio sobre su pago de impuestos. San Mamas, entonces simple pastor, logra un fallo favorable (no sabemos si por justicia o por la colmilluda compañía). Pero, seguramente el león regresó a su hábitat porque el santo en cuestión murió martirizado.



Nota aclaratoria: para ser santo no basta ser "bueno como el pan", se necesita el ingrediente sobrenatural. Si no lo hay, a conformarse con la beatitud (esto lo digo por aquellos que quieren santificar a ciertos muertos recientes, no mam... perdón, ja).
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