La boda: El sábado se extendió hasta el amanecer del domingo, sigo en estado de ensueño. Vi gente bailar disfrazada de vaca, papelitos de colores, vestidos de lentejuelas y ramos voladores. El cielo sabatino se ahorró la lluvia (misma que ha tomado el domingo), nada interfirió en la boda, y pudimos ver un lago artificial iluminado de verde-limón para descubrir que los patos ahí son nocturnos. Tengo la sensación de que el último reducto de la infancia partió hoy a su luna de miel. El matrimoniado es amigo mío desde la infancia, y mi vecino: podía verlo pasar por la ventana, o tocaba la puerta para contarme sus últimas aventuras; muchos días e historias. Siempre ha sido azul, pero ayer irradiaba otro color; los colores se contagian, todavía traigo la diversión en las ojeras.
domingo, agosto 03, 2003
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