viernes, junio 06, 2003

Cada quien sus demonios y sus fetiches pesadillescos. He dado talleres de creatividad, narrativa y poesía, la de menos raiting, (contesto a El Portero), y mis clases aleatorias de Poe, Lautrémont, Carrol y Leyendas. El género creepy es una adicción (no el único en mi repertorio, ja, soy patéticamente purista). Las momias me gustan, me vibran, me engolosinan; pero una de ellas me persiguió en sueños durante años. Tengo sueños recurrentes o con letrerito de continuará... LA momia la conocí en mi infancia, en el Convento del Carmen, San Ángel (H. ciudad del plomo). Podría contar X anécdotas vergonzantes sobre: como superar el miedo, mergruen INC. El miedo se alejó por sí sólo (casi) cuando la susodicha, en sueños, se paró junto a mi cama (taquicardia, después de acechos y corretizas por sugerente ambientes oníricos). Hay terrores reales que no habitan ni en los aparecidos, ni en las momias ni en los tentáculos de los cuentos. Mas LA momia será por los siglos de los siglos...
Es la primera vez que tengo una foto de ella. La encontré, en una revista, un par de días después de visitarla, (insiste en seguirme)...

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