El día de Hormonitas. El plan estaba hecho: despertador, blusa planchada, mapa a la estación de Metro. Hoi iba, IBA, a ver El Españoleto. Pero nada, hormonitas reinan en estos parajes lluviosos, nada como despertar y sentir que el piso se mueve, el techo se mueve y las piernas tienen cualidad de liga (liga escolar). Hormonitas es un saboteador, una vez me hizo perder un examen (muy importante); made a volar gente, tiré a la basura letras, y siempre la sensación: me quedo en mi cueva. Claro que con los años (y los hijos) Hormonitas ha perdido poder, pero lo dicho: más sabe el diablo por viejo. Ni modo, tomo mis mágicas-pastillas-tendrás-sueño, echo ropa a la lavadora y ya tengo mi lista laboral: más foto, un cierre de libro pal lunes y mis Golems. Uf, si Hormonitas fuera Golem le arrojaría un balde de agua (dulce muerte como aquella de la bruja de Oz, muahaha).
Lo bueno es que regresó la historia de Deíctico, nada como pinguaventuras pa ponerse de buenas, allá, donde mi amiga RAX
sábado, junio 14, 2003
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