viernes, junio 13, 2003

Del otro lado del mar. Recibí mail de mi hermana-francesa, viene en agosto para cumplir el ritual de la visita anual. Es arquitecta, y ahora anda en un curioso proyecto: un súper ecológico (¿?). Le dije que si venderían productos orgánicos en paquetes de cartón orgánico (jeje, me la refrescó). Tiene talento la niña, además de ser una persona ordenada, perfectamente direccionada y planificadora: inversamente proporcional a lo que soy yo, the chaos. Y allá lejos, allende el océano, también está una amiga, en Barcelona; ojalá viniera con mi hermana para tomar café y fumar cigarrillos, reirnos como pubertas mientras vemos como los niños corretean en el parque. Ama las manzanas, y ha logrado construir un lenguaje manzanil inolvidable. Es su sello. A veces la distancia es insuperable: no puedo pelear con mi hermana orden vs orden, ni puedo invitarle una rebanada de apple pie (famoso en estos lares) a la de Barcelona. Sólo puedo mandarles, como diría la amiga, “besos amanzanados”.

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