sábado, junio 21, 2003

Pasarán los días. Regresaremos una y otra vez a la tarde lluviosa donde las voces se enredan. No existen seres ni historias aladas, sólo el brillo en ciertas pupilas. Reptamos sobre la tierra, ahí donde la lluvia se arremolina y escapa por las alcantarillas para llevar lo inasible a los peces.

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