lunes, mayo 05, 2003

Ayer soñé con un lugar al que no he regresado, un pueblo pesquero que guardaba a los más extraños personajes que se internaban en un mar azulísimo para arrojar sobre la arena a los seres más fantásticos que recuerde. Universo de jejenes, de ostras pequeñas, de horizonte que se perdía en lo que los ancestros llamaban abismo. Y no he regresado, al lugar que fue casa e infierno, a la arena caliente que quema entre los dedos, a la nana del mar cuyo hechizo no permite insomnios... Aquí brilla un mar metálico, polvoso, con la firmeza propia del concreto.

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