martes, mayo 13, 2003

Hay dos clases de libro: el libro-víscera y el libro-piel. El libro-víscera es aquel que contiene palabras inauditas agrupadas en una gran obra (novela, cuentos, poesía...) y no importa su apariencia; puede ser un sencillo libro de bolsillo, un engargolado de alguna obra incunable o un libro sucio y viejo que sabemos es imposible encontrar en una librería de nuevo. Y está el libro-piel cuya belleza se encuentra en el papel, la tipografía, el encuadernado con tela, las guardas de papeles texturizados y la camisa que lo arropa, sin importar qué contenga.
A veces llega a nuestras manos un libro-víscera-piel. Perfección. Ya tenía La rima del anciano marinero (by Coleridge) en español, una impresión láser en inglés, los grabados de Doré en otro libraco y todo estaba bien, hasta que llegó este: edición bilingüe, a dos tintas, grabados en duotono (negro y azul profundo), encuadernado en pasta dura (con tela azul cobalto) y camisa con plastificado mate (que no el brillante que a todos gusta). Es her-mo-so. El plus=fue el regalo de un amigo. Insisto. Gracias martes 13 (recuerden ofrendar pimientos, flores amarillas y prender velas, esos días son como dioses griegos, harto vengativos).

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