viernes, mayo 23, 2003

Necesito las Nanas de la Cebolla, o las del ajo, nanas al fin, para arrojar la cabeza en la almohada y dormir como lirón. Después de vivir con la seño adrenalina varios días cuesta trabajo irla a dejar a la parada de camiones. Ella prefiere viajar a patín, alejarse lentamente y volver la mirada de vez en vez agitando un pañuelito blanco. Acelerarse es fácil, frenar no (y si frenas en seco te das cristalazo, uyy no me vaya a dar un infarto). zzzzz.

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